Fue un viaje largo, desde Chiang Mai 10 horas en bus hasta
Udon Tani, desde Udon Tani una hora más en minivan hasta la frontera con Laos,
desde la frontera con Laos cuarenta minutos en micro hasta la capital,
Vientiane.
Mapita para ubicarnos.
Lo primero que se siente es el calor, niñas, tanto calor como no se pueden imaginar. Acá ya
está empezando el verano y la verdad es que se siente fuerte. Con máximas sobre
los 30º todos los días.
Asada de calor, pero posando taquillera igual.
Vientiane no me gustó mucho, es una ciudad que está muy
sucia, además la gente es muy diferente a Tailandia, son tiernos, pero no tan
amables, de hecho casi nadie habla en inglés (ni siquiera en la oficina de turismo) y algunas personas, cuando no te
entienden, simplemente te ignoran. Eso es un poco irritante al principio pero
luego uno aprende algunas palabras y todo se hace más fácil.
Acá la gente se mueve por la ciudad en "tuk tuk".
Son unas motos con carrito para pasajeros atrás.
Hablan un idioma que se llama Lao, y el "hola" es
igual al tailandes: Sabaidi. Gracias de dice “kop tai”, y carne se dice “sin”.
Eso es lo único que aprendí en mis dos semanas en Laos. Es que en verdad es muy
complicado.
Con este papelito, que me ayudó a hacer una señora,
me fui a la farmacia a comprar pastillas de carbón
cuando me enfermé de la guata.
La moneda es el “kip” (en Tailandia era el “bath”). Un bath
son 250 kips, 8 mil kips son un dólar, y un dólar son 630 pesos chilenos. Les
juro que he aprendido un montón de matemáticas cambiando las monedas y tratando
de calcular bien.
Desde la capital, tomé un bus para un pueblito del norte que
se llama Luag Prabang. El bus salía a las 4 de la tarde de Vientiane para
llegar a las 4 de la mañana a destino. 12 horas para recorrer cerca de 300
kilómetros, esto es porque los buses tienen que andar muy lento por el mal estado de los caminos. Además los buses
no tienen baño así que para cada una hora a que los pasajeros se bajen a hacer
pipí. El trayecto era del terror, me desperté asustadísima como cuatro veces en
la noche por movimientos super bruscos del bus. En serio tuve miedo.
El bus en el camino.
A las 4 am Luang Prabang me recibía y pude respirar el aire
de la nueva mañana. El pueblo es realmente hermoso, con una arquitectura que
mezcla lo francés con lo asiático, miles de templos y un pequeño cerro en el centro de la ciudad.
Hermosa arquitectura.
Me pasé días caminando por la ciudad, pero lo más
entretenido fue ir a conocer las cascadas.
¡Bellísimo!
También me gusta que siempre los templos te den sorpresas.
Como este dragón con ojos de bolita.
Los atardeceres en el rio Mekong.
Lindos colores y botecitos.
Y que las cosas normales no sean normales.
Como este disco "Pare".
El cartel del hospital.
O la calcomanía del censo.
¡Se mueren el mercado!
¡Pescados gigantes!
¿Quizás larvas de abeja para el almuerzo?,
(a mi no me gustaron).
(a mi no me gustaron).
¿Y esto que será?
Y se acabo el tiempo y me fui de Laos, pero no para China
como pensaba en un principio, sino de vuelta para Tailandia a mi pueblito
favorito en las montañas, ya que necesito concentración y planificación para
empezar, ¡por fin!, a moverme para China. Donde todo es lejos, el idioma es imposible y
nadie habla inglés… ¡tengo que organizarme bien!.
Me despido y les escribo nuevamente muy pronto, en Laos la
internet era terrible pero ya saben que en Pai tengo siempre wi-fi.
Las quiero mucho
Saludos a la familia.
Links:
Más sorpresas del templo:
El sitio web del centro de rescate de ositos:
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